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Roque Ochoa: “A la tercera fue la vencida”

Fue la tercera ocasión que competía en una Vuelta a la República, decidió adquirir un vehículo cero kilómetros, lo preparó y lo dejó a punto, pues no quería sufrir una nueva desilusión y, con todo listo, saltó a las calles; resultado final: campeón de la Vuelta en la categoría T1.

Con 36 años, Roque Ochoa decidió competir por tercera ocasión consecutiva en la carrera más importante del Ecuador, pues tenía una “espina clavada”, ya que, en la última Vuelta, mientras lideraba la categoría, a falta de ocho kilómetros para llegar a la meta, se le detuvo el carro; perdió la competencia.
Sueño frustrado para el nabonense que vio cómo su proyecto se esfumó y, cabizbajo, regresó a la Atenas del Ecuador. Tuvo que esperar dos años para volver a competir en las carreteras; pero, esta vez, dejó su Suzuki del 99 en casa y decidió adquirir un auto cero kilómetros de agencia y prepararlo para esta nueva edición.
El carro pasó tres meses en Ambato readecuándose, colocando la seguridad y protección interna, luego regresó a Cuenca y, en otros tres meses, se afinaron las suspensiones, la electrónica y más.

Competencia
Ya, teniendo todo listo, Roque Ochoa, junto a 12 miembros que integraron el abasto, repartidos en tres vehículos, comenzó un nuevo sueño en busca del anhelado título.
En el superprime, Ochoa cuenta que hizo el séptimo mejor tiempo y largó la primera etapa en esa posición. Al término de la misma, había sacado un minuto de diferencia con respecto a su inmediato perseguidor, el cuencano Franklin Encalada.
Ochoa manifiesta que, entre sus estrategias, estuvo que las primeras dos etapas se utilizaba llantas nuevas, “había que pisar el acelerador a fondo para sacar diferencias, donde había que frenar lo que hacíamos, y el resto fue velocidad pura”, comenta.

“La consigna era cuidar el auto, manejar con cabeza y darle con todo”, relató.
Recuerda que el primer día de competencia fue el más complicado, no solo por ser el comienzo sino por el recorrido, pues hubo un especial de 40 kilómetros y ahí muchos vehículos se quedaron y abandonaron la Vuelta.
Sin embargo, de eso salió airoso, y, a partir de ahí, continuó la carrera con un solo ritmo, no aflojó y, al final de la competencia en Loja, la diferencia con el segundo fue de cinco minutos.

Garantías
Ochoa lamenta que en Azuay no se hayan efectuado más especiales, -por cambios de la directiva, la FEDAK, (Federación Ecuatoriana de Automovilismo y Kartismo) no quiso arriesgar-, sin embargo, se lograron dos primes, el primero que salió de Cuenca y el otro en Nabón. “Para que se dé en Nabón tuvimos que firmar documentos, garantizando que las vías estén bien, hasta yo firmé como representante del cantón”.
Ochoa llegó a Loja, cruzó la meta y lo primero que hizo fue ver a sus familiares, se puso a llorar de la felicidad y luego festejó junto a sus allegados y el equipo; todos oriundos de Nabón: “son mis paisanos”, compartió, ente risas, el azuayo que empezó a correr desde los 18 años, cuando con sus ahorros se compró un Suzuki Forza; a los nueve años ya sabía conducir, lo hacia “robándose” el vehículo de su papá.
Como previo al título logrado, la FEDAK otorgó un estímulo: un viaje con todos los gastos pagados a presenciar el Dakar 2018; el premio es solo para el piloto, pero él irá junto a su copiloto José Naula, sus ojos en la Vuelta. (MRO) (D).

Fuente: El Tiempo.