Juan Guerrero: “Fuimos sólidos en toda la Vuelta”
Siendo esta la carrera más importante del Ecuador, los hermanos Juan y Sebastián Guerrero no quisieron pasar desapercibidos y pusieron el Mitsubishi Evo IX turbo alimentado a punto. Se pasaron tres veces haciendo las hojas de ruta y, desde el superprime, empezaron a mandar en los tiempos, resultado final: campeones de la Vuelta a la República.
De Ibarra a Loja ese fue el recorrido de la edición 2017 de la carrera automovilística más importante del país. Se cruzó toda la serranía en cinco etapas; una semana de competencias, donde los cuencanos dejaron huella y el olor a aceite quemado.
¿Qué primó en la competencia para dominarla de principio a fin?
La buena planificación y concentración en cada especial fue muy importante. Todos estuvimos muy comprometidos. La coordinación con los mecánicos, el ajuste del auto…
¿Cuántas veces reconocieron las hojas de ruta?
Tres veces. Primero levantamos, luego lo corregimos y, por último, en los días de descanso, hicimos una nueva revisión, sobre todo porque algunas vías se arreglaron y no sabíamos el estado actual del trayecto.
¿Cómo empezaron la competencia?
Bien cómodos, entramos serenos, sin nerviosismo ni presión, junto con mi hermano estábamos preparados para todo. Sabíamos a qué veníamos.
¿Qué estrategias utilizaron?
Al inicio sin presión, cumpliendo prime por prime. No maltratar el auto, y, por suerte, nunca tuvimos golpes, solo cambiamos un amortiguador por pérdida de presión y los frenos, pero más por desgaste, no por otro aspecto.
¿Usted sentía al vehículo?
Siempre. Uno va pendiente de todo, uno siente el carro, pero todo se pudo controlar. En la quinta y última etapa, noté algo medio raro, pero al final fue algo mío, el carro llegó bien.
¿En las válidas siempre fue tercero, salir en esa posición era también estratégico?
Sí. Siempre el primero es el que limpia y abre la vía. Uno nunca sabe con qué se puede encontrar: con algún carro particular, con animales, con personas. Por eso es mejor nno empezar y, como nosotros hicimos el mejor tiempo en el superprime, optamos por largar desde la tercera posición.
¿Al registrar los mejores tiempos, la presión fue de ustedes por mantener o de los otros pilotos?
Siempre hicimos una carrera conservadora, en las dos primeras etapas sacamos un tiempo prudencial de ventaja, lo que nos permitía hacer un mejor trabajo. Mantener o aumentar los tiempos era nuestra clave.
¿Cuándo se sintieron ganadores?
Al llegar a Azogues, la diferencia era de tres minutos; si bien no nos dio tranquilidad, sabíamos que en la última etapa la carrera debía ser más práctica, solo queramos llegar a Loja.
¿Había ansiedad por llegar a la meta?
No sé, pero la cabeza no estuvo concentrada. Ni la hoja de ruta la leía mi hermano. Las sensaciones eran especiales, sin el mismo enfoque, ni el mismo rimo de la carrera. El corazón venía con un ritmo moderado, más bien era la mente la que estuvo al otro lado.
¿Les hizo falta una etapa en Cuenca?
Desde luego, pero los organizadores de la Vuelta decidieron no hacerlo porque acá no hizo un buen trabajo este año. No había garantías. Esperemos que el año entrante sí sea tomada en cuenta.
¿Qué título fue más emotivo, el del 2014 o este?
La primera fue más sentimental, pues, nunca un cuencano había ganado la Vuelta y rompimos eso. Ahora, las emociones eran iguales, pero más tranquilos y pensantes, pues las ganas de ganar siempre están ahí.
¿A quiénes dedican este triunfo?
Se la dedico a mi abuelo que falleció a inicios de este año. Recordarlo fue muy especial y, claro, el desenlace sentimental siempre está al llegar a la meta. Ver a los hijos, a la familia, a los amigos.
¿Por cuántos estuvo conformado su equipo?
Por siete personas en el abasto, más mi papá y otros amigos que estuvieron en las llegadas de los primes viendo los tiempos.
¿Fue un trabajo de hormiga del abasto?
El abasto es fundamental, estaban repartidos en dos carros; todos listos para cada arribo en los especiales. Ellos sabían qué llantas tenían que llevar a cada arribo, la gasolina y otros implementos.
¿Como premio, se van al Dakar 2018?
Sí, el auspiciante principal nos entregó un tour por cinco días todo pagado al inicio del Dakar 2018 que será en Lima. Eso es motivante; nosotros corremos por el gusto de correr, pero eso nos ayuda.
¿Cuántos años dedicado a las competencias?
Unos 13 años. Empecé como copiloto de Cristian Proaño y Homero Cuenca, con quién tengo aun muy buena amistad desde hace varios años.
¿Siempre soñó con ser piloto de rally?
Sí. Ese fue mi sueño, mi primer carro lo tuve hace unos 12 años y este, el Mitsubishi, unos seis.
¿Qué espera para el próximo año?
No lo sé todavía, pero existen nuevos dirigentes locales que están pensando en retomar la actividad. Entre los proyectos están realizar el rally provincial o regional y, como tope, la Vuelta, pero hay que esperar. (MRO) (D).
Fuente: El Tiempo.