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Cuenca le dice adiós al padre de las maratones y ultramaratones

Leonardo Morales emprendió uno de los retos más largos de su vida, uno sin retorno, quizá menos doloroso que los anteriores pero el más triste para quienes estaban acostumbrados a compartir y celebrar lo que muchos llamaban: “locuras”.

El precursor de las maratones y de ultramaratones en el austro del país partió en silencio sin la posibilidad siquiera que el más intrépido de los periodistas consiga la narración del periplo. Desde hace dos años se le presentó esta carrera contra el tiempo. Tenía el espíritu de guerrero, la fuerza mental suficiente para continuar pero la fuerza física no respondió más. Sus familiares y amigos hubiesen querido que se levante y siga hasta cruzar la meta como sucedió en el 2004.

Mientras participaba en las 100 millas (160 kilómetros) desde Cuenca hasta Machala estuvo cerca de abandonarla. Estuvo tendido al borde de la carretera a media noche, en un lugar solitario y oscuro, pero se sobrepuso y cumplió el objetivo. “Creo que quienes corrimos esa linda carrera nunca la olvidaremos, moriremos con ese orgullo”, dijo en una entrevista a Diario El Mercurio, en el 2014.

Así fue. La última vez que corrió de forma oficial fue en el 2010 después de completar siete ultramaratones. Y eso que comenzó a correr a los 37 años, por 1987. Hace 22 días su alegría era incontenible al ver que más de 2.000 atletas se dieron cita a la vigésima sexta edición de la Maratón de Cuenca, sin premios económicos de por medio.

Tenía una filosofía muy sólida al respecto. “Son retos personales que no deben mezclarse con el dinero. Estas carreras tienen el efecto de integrar y equilibrar las clases sociales. Hemos compartido por ejemplo un guineo con gente de escasos recursos y gente de mucho dinero”.

Por segundo año seguido ya no batallaba solo en la organización. La carrera lo asumió el GAD Municipal Cuenca que desde el 2016 lo institucionalizó para el primer domingo de abril de todos los años. Ahora soñaba en colocar al certamen en el calendario de la IAAF para que sea considerado por maratonistas de alto rendimiento de todo el mundo. La altura no es un impedimento, decía y ponía de ejemplo la maratón de México.

También soñaba en organizar el “Cruce al Ecuador”, 1.080 kilómetros en 20 días con dos días intermedio de descanso cada seis, desde Rumichaca hasta el puente de Macará. “Es un sueño por realizar que si se puede ejecutar… Creo que personalmente no podré hacerlo pero si los más jóvenes”, apuntó.

En estos tenía previsto publicar el Reglamento y un Plan de Entrenamiento para el Ultramaratón de 100 Kilómetros, entre Biblián (entrada a Agüilán) y Yunguilla (Parque de La Unión) que lo anunció para el 31 de julio. Hoy sus amigos de trinchera con seguridad le tomarán la posta.

“Fue un hombre muy dedicado a su área, muy técnico en sus cosas, muy responsable. Pienso que a nivel de maratones, poca gente puede tener el conocimiento de las maratones y preparaciones físicas como él las tenía. El legado que nos deja es muy grande, el hecho de organizar eventos sin fines de lucro para que la gente haga deporte eso implica un alto compromiso con la ciudadanía”, señala Francisco Abril, director del Proyecto Ciudad Deportiva. (BST)-(D)

Detalles

Leonardo Morales Ordóñez, de 66 años, era un PHD en Ingeniería Civil. Fue hijo de Francisco Morales Guillén, pionero del ciclismo, cuyo nombre lleva el velódromo de Totoracocha. Su esposa, María Pelegra, fue su fan incondicional al igual que sus dos hijas Verónica y Viviana, extriatletas.

En 1991 organizaron el primer maratón bajo la denominación “Festival de Atletismo de Largo Aliento”.

En 1996 organiza la primera ultramaratón del Ecuador (100k) por sugerencia del austriaco Peter Chod que vivía en Ibarra.

En el 2011 publicó el libro “De 15k a 100k … y más” con apoyo de su empresa ACSAM-Consultores en Obras de Ingeniería Civil.

Fuente: El Mercurio.