Una década sin Marlon Brando
Hoy se cumple una década de la muerte a los 80 años de Marlon Brando, considerado el mejor actor de la historia, pero también protagonista de una turbulenta y trágica vida personal.
Brando, el eterno rebelde de talento prodigioso que transformó la actuación para siempre, falleció en el centro médico de la Universidad de California en Los Ángeles, a causa de una fibrosis pulmonar.
Solitario y celoso de su intimidad hasta extremos insospechados, a su funeral asistieron íntimos amigos como Jack Nicholson, Warren Beatty o Sean Penn, y sus cenizas fueron esparcidas entre las idílicas aguas de Tahití, donde poseía el atolón de Tetiaroa, del que se enamoró rodando Mutiny on the Bounty, y las dunas de Death Valley en California.
La última vez que Brando abandonó la tranquilidad de su hogar fue para visitar el rancho de Neverland, donde disfrutaba de la amistad de Michael Jackson. Para entonces su oronda y deteriorada figura requería de un tanque de oxígeno y obligaba a su débil corazón a pender de un hilo.
Sus últimas actuaciones apenas dejaban entrever a aquel doble ganador del Óscar por On the Waterfront y The Godfather, que hizo del “método” su forma de vida y que protagonizó obras para el recuerdo como A Streetcar Named Desire, Viva Zapata!, Julius Caesar, Sayonara, Last Tango in Paris y A Dry White Season.
Por todas ellas fue nominado a los premios de la Academia.
Hablar de Brando es hablar de un antes y un después en la Historia del Cine. Todas las estrellas posteriores bebieron de él, de James Dean a Paul Newman, de Robert De Niro a Sean Penn, de Al Pacino a Gene Hackman. Su legado es tal que no hay un solo intérprete que no tome a Brando como referente.
El cine, con él, abrazó el riesgo. La inmersión en la psicología del personaje hasta el sufrimiento, abandonando técnicas más tradicionales y convirtiéndose en paradigma del método Stanislavski, donde se inculcaba la exploración de los sentimientos propios para ofrecer una interpretación lo más real posible.
Fuente: Diario El Tiempo